Star Wars: El futuro de la saga

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Cuando el Episodio III: La Venganza de los Sith se estrenó en 2005, George Lucas dijo que en Star Wars buscaba profundizar sobre cómo las democracias pueden convertirse en dictaduras.

Eran los años de la guerra contra el terrorismo; la historia que comenzó a escribirse en tiempos de la guerra fría y la guerra de Vietnam mostraba, por fin y con detalle, la transición de Anakin Skywalker a Darth Vader y el ascenso del imperio galáctico de Palpatine.

La historia que Lucas inició hace 45 años suma miles de relatos paralelos, 7 días y 9 horas de reproducción continua de películas y series, cientos de cómics, libros, 10 mil millones de dólares en taquilla y vida, al menos hasta finales de década, según se anunció en la celebración bianual del mes pasado en Londres.

La saga llegará al medio siglo aún escribiéndose; aunque, como dice Yoda, siempre en movimiento el futuro está.

Star Wars es fantástica por la individualidad de sus personajes y la literatura que se ha escrito en torno a la tragedia del héroe y la vida en República o Imperio.

Pero, mientras la saga envejece, también se vuelve más profunda en sus reflexiones sobre la democracia y un antimilitarismo bien desarrollado que está contando las mejores historias de una franquicia que tiene la guerra escrita en el nombre.

De pronto, si quitamos la búsqueda de Luke por revivir una orden de caballeros místicos, observamos que esos guardianes de la paz, los Jedi, se convirtieron en la cúpula militar del ejército que terminó con su propia existencia, se fortaleció sin control y con el cual Palpatine consiguió dar el golpe de estado y la instauración del Imperio.

Aunque la vigencia, como el futuro de la saga, descansa en buena parte en el éxito de la historia de una familia diversa, como Din Djarin y Grogu (bautizado popularmente como Baby Yoda) en The Mandalorian, que logró revitalizar la saga y crear un punto de encuentro narrativo y generacional entre los amantes de la trilogía original, las precuelas, la última trilogía o prácticamente cualquier combinación, las historias que se suman a este universo miran a ras de suelo la vida en una dictadura o una democracia.

Es el guion de Star Wars reinventándose y encajando en cualquier tiempo. Ni más ni menos, el personaje Cassian Andor, está implícito desde 1977 en el icónico texto amarillo flotando en el espacio.

Ni un solo sable de luz apareció en los 12 episodios de la primera temporada de Andor, la serie de Star Wars dirigida por Tony Gilroy e interpretada por Diego Luna, que se estrenó el año pasado para profundizar en un personaje fundamental para obtener los planos que permitieron que Luke Skywalker, con ayuda de la fuerza, volara la Estrella de la Muerte, y de paso, retratar las rebeliones cuando empiezan a hacer sentido entre las personas comunes.

Insurgencia. Contrainsurgencia. Todo sobre la mesa.

La serie Ahsoka, el siguiente gran estreno de la saga, anunciado para agosto, se centrará en el destino de Ahsoka Tano, la aprendiz de Anakin Skywalker (sí, antes de Darth Vader), en tiempos de una república restaurada.

Ahsoka apareció en 2008 en La Guerra de los Clones y, desde entonces, se ha convertido en el eje y símbolo de la épica antimilitarista que el heredero intelectual de Lucas, Dave Filoni, ha ido construyendo cuidadosamente.

Rosario Dawson seguirá con la interpretación de una mujer que fue indispensable, pero invisible en las películas, para la gestación de la rebelión, ahora combatiendo los resabios militares en una Nueva República que no transformó muchas cosas y permitió el resurgimiento de una nueva fuerza imperial. info Alfredo Lecona

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