No al racismo

Cristhoper robin
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Es una forma de discriminación de las personas recurriendo a motivos raciales, tono de piel u otras características físicas de las personas, de tal modo que unas se consideran superiores a otras. El racismo tiene como fin intencional o como resultado, la disminución o anulación de los derechos humanos de las personas discriminadas. Apareció en Europa en el siglo XIX con el fin de justificar la supremacía de una supuesta “raza blanca” sobre el resto de la Humanidad.

La discriminación racial es un concepto que suele identificarse con el de racismo y que lo abarca, aunque se trata de conceptos que no coinciden exactamente. Mientras que el racismo es una ideología basada en la superioridad de una razas o etnias sobre otras, la discriminación racial es un acto que, aunque suele estar fundado en una ideología racista, no siempre lo está. En este sentido hay que tener en cuenta que la discriminación racial positiva (cuando se establecen discriminaciones con el fin de garantizar la igualdad de las personas afectadas), constituye una forma de discriminación destinada a combatir el racismo.

El racismo suele estar estrechamente relacionado y ser confundido con la xenofobia, es decir el “odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros”. Sin embargo existen algunas diferencias entre ambos conceptos, ya que el racismo es una ideología de superioridad, mientras que la xenofobia es un sentimiento de rechazo; por otra parte, la xenofobia está dirigida sólo contra los extranjeros, a diferencia del racismo. El racismo también está relacionado con otros conceptos con los que a veces suele ser confundido, como el etnocentrismo, los sistemas de castas, el clasismo, el colonialismo, e incluso la homofobia.

Las actitudes, valores y sistemas racistas establecen, abierta o veladamente, un orden jerárquico entre los grupos étnicos o raciales, utilizado para justificar los privilegios o ventajas de las que goza el grupo dominante.

Para combatir el racismo, las Organización de Naciones Unidas adoptó en 1965 la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y estableció el día 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

La ideología española de la “limpieza de sangre”
El sistema de castas impuesto por España en América establecía la supremacía española basada en la doctrina de la “limpieza de sangre”. Se ha sostenido que el primer antecedente del racismo moderno apareció en el siglo XV en España, con la ideología o doctrina de la “limpieza de sangre”. Después de la orden de expulsion de los judíos sefardíes, muchos judíos se convirtieron al catolicismo para gozar de los mismos derechos que los cristianos. Fue entonces que aparecieron los “estatutos de limpieza de sangre”, que establecían la investigación genealógica de las personas, con el fin de determinar si las mismas tenían “sangre” judía, “mora” o hereje, impidiendo en estos casos el ingreso a los colegios, posiciones militares, monasterios, cabildos y a la Inquisición. Por primera vez en la historia se utilizaban los conceptos de “raza” y “sangre” como estrategia de marginación.

La ideología española de la limpieza de sangre se aplicó también en las colonias en América, aplicándola como justificación de dominación de los españoles sobre los indígenas encomendados, los esclavos secuestrados en el África negra y los mestizos, estableciendo una detallada jerarquía entre grandes grupos étnicos y los mestizajes entre ellos, denominadas “castas”. El historiador peruano Alberto Flores Galindo, con su obra Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes, fue uno de los primeros en revelar los procesos racistas en América Latina y sus raíces en el orden colonial, particularmente en el Perú. Dentro de la ideología de la limpieza de sangre tal como se desarrolló en las colonias españolas en América, el mestizaje fue un proceso paradójico, prohibido y al mismo tiempo masivo. Los varones españoles solían mantener relaciones sexuales irregulares con las indias encomendadas y las esclavas africanas, a la vez que varones y mujeres indígenas, afroamericanos y mestizos, mantenían relaciones sexuales entre sí. La Corona comenzó entonces a clasificar detalladamente esos mestizajes, “cruzas” o “castas”, denominando a cada uno con términos que aún en el presente constituyen fuertes denominaciones racistas: mestizo, mulato, ladino, zambo, cholo, cuarterón, etc. Los derechos que le correspondían a cada persona estaban estrictamente determinados por su clasificación en una “raza” o una “casta”, considerándose superior al español peninsular (nacido en la península ibérica) y en el lugar más “bajo”, al esclavo secuestrado en África.

El racismo bíblico:
En el siglo XIX se desarrolló en Europa una interpretación racista del texto de la Biblia cristiana, a partir de algunas elaboraciones sobre el diluvio universal y los hijos de Noé, sobre todo de la maldición de Canaan, presentes ya en la Edad Media.

Según esta interpretación, la Biblia indicaría que hay tres razas humanas, provenientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. De Sem descenderían los judíos y árabes; de Cam, los negros; y de Jafet, los blancos.
Esta visión bíblica de la humanidad dividida en razas se complementaba con la llamada maldición de Canaan, hijo de Cam, al que Noé condenó: “maldito sea Canaán, siervo de siervos será a sus hermanos” (Gén. 9:18-29 9:18-29). La interpretación racista de la Biblia, sostuvo que la maldición de Canaan fue una maldición de Dios a la “raza negra”, por la cual ésta era condenada a servir a los blancos.

Esta interpretación fue ampliamente difundida, e incluso enseñada a los jóvenes africanos por las autoridades coloniales y los misioneros católicos y protestantes, a través de los libros escolares belgas durante la primera mitad del siglo XX.

Fuente: Wikipedia.

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