Una de las peculiaridades más intrigantes de la era Disney de Star Wars, luego de la adquisición de Lucasfilm de George Lucas en 2012, ha sido la creciente reevaluación de la trilogía orginal.
Tal es el caso de “Obi-Wan Kenobi“, serie ambientada aproximadamente 10 años después de los eventos de “Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith” de 2005, en la que el protagonista continúa con su vida en el exilio en el planeta Tatooine.
Después de que la Orden 66 diezmara a los Jedi, Obi-Wan es un hombre perseguido, especialmente por un Inquisidor llamado Reva Sevander. Mientras que, Anakin Skywalker, ahora transformado por su último encuentro con Obi-Wan en Darth Vader, sigue su atormentada existencia.
Para ocultarse, Obi-Wan está aislado de los poderes de la Fuerza, por temor a alertar a los Inquisidores del Imperio sobre su presencia. Estos cazadores de Jedi, a quienes los seguidores incondicionales reconocerán por el programa animado Star Wars: Rebels, se aprovechan de la compasión de los Jedi para cazarlos.
Así, destaca el dilema de Obi-Wan: actuar, jugar al héroe, salvar a otros, es condenarse a uno mismo -y probablemente a Luke- a muerte.
“¿Qué te ha pasado?”, le preguntan a Obi-Wan en un momento dado. “Alguna vez fuiste un gran Jedi”.
Obi-Wan finalmente se ve obligado a entrar en acción luego del secuestro de una princesa de 10 años a la que todos conocemos.
Y es que Obi-Wan es una de las pocas personas en la galaxia consciente de la importancia de esos niños. Obi-Wan debe decidir: ¿actuará, será el héroe, salvará a la niña? “No pudiste salvar a Anakin”, le dicen, pero puedes salvarla a ella.
Un problema recurrente con la era de Disney de películas y, programas de televisión derivados de Star Wars, ha sido que cuanto más espacios llenan en la línea de tiempo general, más se ilumina la historia de fondo de los grandes personajes, más pequeño y menos interesante se vuelve el universo.
Y es que la serie de Disney+ es la culminación de años de planificación en Lucasfilm para revivir a Obi-Wan. Inicialmente, debía ser una película independiente; sin embargo, después del fracaso de taquilla de “Solo: A Star Wars Story” en 2018, Lucasfilm descartó más películas independientes.
No por nada, se enfocaron en crear programas para Disney+, y el éxito desbocado de “The Mandalorian” reavivó la esperanza.
