Los Viajes de Gulliver (2010)

Jonathan Swift escribió “Los Viajes de Gulliver” en 1726 como una crítica al comportamiento de la sociedad en su tiempo y una burla a los relatos de aventureros que florecían en el siglo 18.

El año pasado, Jack Black rodó Los Viajes de Gulliver (Gulliver’s Travels, 2010), una adaptación libre de la obra literaria, a cargo del cineasta Rob Letterman, con propósitos menos elevados pero igual de divertidos, que llega a los cines 3D.

“Cuando me enviaron el guión, vi aventura, vi comedia y vi romance. Esos ingredientes siempre me llaman la atención, y me entusiasmaron. El propósito de mi carrera es hacer locuras, y con ellas alegrar a la gente unos cuantos momentos”, cuenta en entrevista el famoso actor californiano, estrella de Nacho Libre.

En Los Viajes de Gulliver, el comediante de 41 años da vida a Lemuel Gulliver, un hombre que deja pasar su vida laborando como mensajero en una revista neoyorquina de viajes, y enamorándose cada día más de Darcy Silverman (Amanda Peet), una de las editoras.

Sintiéndose menos que ella para pretenderla, finge haber escrito algunas crónicas de viaje que robó de internet y recibe la encomienda de su amada de ir a las Bermudas y demostrarle lo que su pluma puede escribir.

Sin embargo, el famoso Triángulo de las Bermudas le juega una mala pasada y lo transporta a un paraíso: Lilliput, un extraño reino poblado de diminutas personas donde, por vez primera, él es el centro de la atención.

“Si tuviera que definir esta película, diría que es una combinación de cosas que ya he hecho. Tiene algo de King Kong, un Jack Black gigantesco aunque lampiño, y algo de Escuela de Rock, un ser alocado que se la pasa causando desastres”, bromea el comediante, quien saltó a la fama con Alta Fidelidad, de Stephen Frears.

Entre los percances e inconvenientes que su presencia provoca, está frustrar los cortejos que el plebeyo Horatio (Jason Segel) hace con la Princesa Mary (Emily Blunt), o hacerse enemigo mortal del General Edward (Chris O’Dowd), jefe de las fuerzas armadas liliputienses.

“Mi problema favorito es el que Lemuel causa cuando el palacio real está llamas y apago las llamas orinando sobre él, como un heroico bombero”, dice riendo.

“Debo decir que yo me encontré con la novela de Jonathan Swift hasta que fui adulto y me ofrecieron protagonizar la adaptación. El proceso fue largo, aporté mis ideas y creo que al final de todo el resultado es muy divertido”.

Con todo, el también rockero, quien no perdió la oportunidad de sugerir canciones de Kiss y Prince aparecieran en el filme, considera que aunque a los estudiosos y amantes de la obra de Swift Los Viajes de Gulliver que él propone le pueden parecer aberrantes, deberán reconocer que no son vacíos.

“Siento que la lección principal de esta película es que no tienes que ser una gran figura, un gran presidente, por ejemplo, para ser grande. La grandeza sólo requiere un gran corazón y preocupación por tus seres queridos”. FUENTE: Mario Colina.