El mundo mágico de Magorium (2007)

La película El mundo mágico de Magorium es la fusión de dos mundos que no siempre hacen buenas migas.

Por un lado, está la casa productora Walden Media, especializada en un visible -pero inocultablemente moralista- cine familiar. Y, por el otro, tenemos la desbocada imaginación del guionista Zach Helm (autor de la hiper-intelectual trama de Más extraño que la ficción/Forster/2006) quien, con esta curiosa cinta infantil, debuta como cineasta.

El encuentro entre el apacible convencionalismo de Walden Media y la excéntrica originalidad de Helm no siempre funciona, pero hay que aceptar que el resultado que vemos en pantalla es mucho más intrigante e inteligente que el filme infantil promedio.

Como buen cuento para niños, la película no teme tratar de frente algunos asuntos serios y trascendentes, como la muerte, la soledad o el fracaso. Así, los personajes y circunstancias creados por Helm -el guión es original, aunque parezca influido por el universo literario de Roald Dahl- tienen que encontrarse con las duras verdades de la vida, por más que todo esté rodeado de color, magia y fantasía.

Así pues, el bicentenario juguetero Magorium (Dustin Hoffman, muy en su papel), sabiendo que su muerte está cercana, decide heredarle su mágica tienda caótica a la frustrada pianista fracasada Mahoney (Natalie Portman), quien aspira a componer su propia música para cumplir el mote de “niña genio” que tiempo atrás le endilgaron.

En la fantástica tienda en donde todo puede pasar y en donde todo cobra vida, se refugia el solitario niño sombrerero Eric (Zach Mills) y llega a trabajar el serio contador sin humor Henry (Jason Bateman) quienes, junto con Mahoney, tratarán de salvar la mágica juguetería de Magorium.

Desde la inventiva secuencia de créditos, creada por Justin Claus Harder, queda claro que está cinta será visual o no será.

Y, en efecto, buena parte del placer que ofrece el filme tiene que ver con el imaginativo diseño de producción, responsabilidad de la especialista Thérèse DePrez, y en su cabal aprovechamiento por parte de Helm quien, con ese abrupto desenlace conformista que nos receta, termina, por desgracia, aminorando el impacto de su muy decente debut fílmico.

Llama la atención que en algunos países haya tardado un año en estrenarse. FUENTE: Ernesto Diezmartínez