Cómo Entrenar a tu Dragón 3 (2019)

Naces, creces, te reproduces y mueres. Es un poco reduccionista, pero así es el ciclo de la vida. Son las dos etapas intermedias -el madurar, el encontrar pareja- las más complejas, y sobre las que versan más películas.

En, Cómo Entrenar a tu Dragón 3, han pasado algunos años desde que Hipo se convirtió en el jefe de Berg, cuyos pobladores cohabitan felices con sus aliados y mascotas: los dragones. Hipo y su cuadrilla hacen rondines para liberar a estas bestias, cuando son atrapadas por otros.

El peligro se presenta en la forma del feroz Grimmel, mercenario quien tiene los ojos puestos en Chimuelo; y es que este villano, es famoso por haber acabado con todos los Furia Nocturna. Para ello, utilizará un arma mortal: de color blanco, femenina y encantadora.

El filme que completa la trilogía de la saga iniciada hace ya 9 años, ha crecido en más de un sentido: su progreso se refleja no sólo en sus personajes, mucho mejor delineados y más complejos, sino en su animación, que luce espectacular.

La historia también se desliza más fácilmente, como un trineo en la fría Noruega: es ágil, con momentos de acción que no nos aturden y parlamentos muy divertidos, especialmente los pronunciados por los gemelos Brutilda y Brutacio.

Pero la historia escarba más allá de la acción y las bromas, para centrarse en Hipo, quien se enfrenta al dilema de tomar decisiones como líder, pero también como persona, en torno a una situación especialmente delicada: el soltar a nuestros seres queridos.

Es aquí donde la película brilla, al volverse muy emotiva: las remembranzas de vida, las pérdidas sufridas. El valor -y el dolor- para dejar volar, literalmente, a quien más quieres. El difícil y maravilloso proceso de madurar via Adriana Fernández