Calabozos y Dragones: Honor entre Ladrones (2023)

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El género fantástico, muy socorrido en los medios audiovisuales, podrá ser motivo de gozo para algunos, pero está prácticamente agotado para otros.

En Calabozos y Dragones: Honor entre Ladrones (Dungeons & Dragons: Honor Among Thieves), en algún lugar de un mundo fantástico, comparten celda un par de bribones; Edgin y Holga, dos ladrones condenados a una sentencia medieval que podría ser conmutada.

En esa apelación conocemos el pasado de Edgin las cosas están a punto de ponerse más feroces.

Esta cinta parecería una doble amenaza: no sólo es de fantasía, sino que además está basada en un juego de mesa setentero, muy popular, incluso en nuestros días. Y ya sabemos cómo suelen acabar ese tipo de experimentos. Pero en esa debilidad, quizá se encuentre su fortaleza.

Echamos los dados y nos topamos con una producción muy bien lograda: hay paisajes espectaculares, escenarios medievales perfectamente recreados, con todo y sus vestuarios.

El dado poliedro arroja montones de escenas de acción, rebosantes de sus respectivas armas: hachas, dagas, espadas. También, personajes ad-hoc: elfos, gigantes, enanos y otras criaturas mágicas.

¿Lo bueno? No tienes que saber algo sobre el juego de mesa para pasar un buen rato.

Nuestra colorida banda de ladrones está dirigida por Edgin, un supuesto planificador y laudista, y Holga, una guerrera que fue expulsada de su tribu.

Su objetivo es arrebatar la Tablilla del despertar, una roca encantada que puede resucitar a la esposa de Edgin.

Los pícaros son capturados durante su robo después de ser traicionados por el astuto amigo Forge, quien roba no solo la tableta sino también a la pequeña hija de Edgin, Kira.

El dúo escapa de la prisión y, con la ayuda de un mago tímido y mediocre llamado Simon y su ex novia Doric, que puede transformarse en animales, parten para rescatar a Kira y derrotar a Forge.

Lo que “Dungeons and Dragons” hace bien y tantas películas de grupos de superhéroes que proliferan se equivocan, es que cada personaje tiene una rica historia de fondo con la que el guión se compromete, en lugar de conformarse con que el elenco sea una colección de rasgos en busca de un todo.

El resultado es una película auténticamente familiar y amena, que hace honor al objetivo principal del juego, que es la capacidad de contar una buena historia.

Aquí, la imaginación logra volar y nosotros podemos gozarla. info Adriana Fernández, Johnny Oleksinski.

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"A tubby, little cubby all stuffed with fluff".
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