Iron Man 3 (2013)

Genio de la tecnología, millonario heredero —estado civil: soltero— protagoniza tercera parte de saga cinematográfica. A favor: poderosos pectorales, mirada matadora, sonrisa encantadora. En contra: engreído y ojo alegre. Plus: la hace de superhéroe.

Llega una cinta protagonizada por ese personaje del universo Marvel que es tan vanidoso como carismático: Iron Man 3. Veamos si nos engancha o repele.

1999, Berna, Suiza. Un joven Tony Stark anda de ligue, pero no con cualquiera. El objeto de su afecto es una guapa científica, Maya (Rebecca Hall), que estudia la regeneración de los cuerpos, pero a quien después de esa noche, no vuelve a ver.

Tiempo presente: Tony está comprometido con la eficiente Pepper Potts, pero en el plano personal no la pasa bien.

Está reciente el episodio de The Avengers (Whedon, 2012) donde tuvo que cerrar el portal intergaláctico. Esta situación le ha traído insomnio y ataques de pánico. Lo que no sabe es que pronto aparecerá algo que le quitara el sueño… en serio.

En esta tercera entrega de la saga repiten varios elementos de los filmes anteriores, que han posicionado a Iron Man como un superhéroe cool.

El primero está en los buenos diálogos, que en esta entrega han sido especialmente bien trabajados: llenos de sarcasmo y humor autoburlón, que ponen de relieve el peculiar carácter de este personaje. Iron Man no es el superhéroe bonachón, sino más bien fanfarrón y, por tanto, empático con el público.

Reaparecen, por supuesto, los protagónicos: brilla Robert Downey Jr., quien ha hecho suyo a este personaje, y sorprende una deschongada Gwyneth Paltrow, presumiendo torso y músculos.

Pero, la verdadera diversión está en los villanos: Ben Kingsley como el maléfico Mandarín y el polifacético actor australiano Guy Pearce como el científico loco.

Pese a lo previsible que podría resultar la trama, lo cierto es que la historia, coescrita por el guionista convertido en director Black, tiene varias vueltas de tuerca que resultan verdaderamente sorpresivas, amén de que la cinta tiene un buen ritmo que nunca decae.

Finalmente, y como también era de esperarse, la película cuenta con una factura impecable: una apantallante producción con secuencias llenas de acción que nos mantienen al borde del asiento, muchas de ellas verdaderamente impresionantes; así como incendios y destrucciones, que se multiplican ad infinitum.

En suma, quizás Iron Man 3 no es un filme que se distinga por su originalidad. Pero poco importa: a este superhéroe, le sobra genialidad. FUENTE: Adriana Fernández.

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