La Tierra (2009)

Hace 61 años, Walt Disney tuvo un sueño: lograr que el público tuviera más conciencia de su mundo y apreciara su belleza.

Por eso, en 1948 creó la serie True-Life Adventures, con la que ganó ocho Óscares y finalizó en 1960.

Después de su muerte, la compañía se olvidó un poco de ese sueño, hasta que Jean François Camilleri decidió continuar con la labor del fundador de la empresa y creó Disney Nature, una división dedicada a producir documentales en favor de la naturaleza.

“Hay mucho apetito por ver este tipo de películas, nos dimos cuenta con La Marcha de los Pingüinos (2005)”, explica Camilleri, vicepresidente ejecutivo y mánager de Disney Nature, en entrevista exclusiva en Los Ángeles.

“Además, es maravilloso verlo en pantalla grande. Los cines son los mejores lugares para descubrir esto. La naturaleza nos brinda las más hermosas historias, los mejores guiones. Así que vamos a ir a atraparlas y a mostrárselas al mundo”.

Todo comenzó cuando el ejecutivo de origen francés conoció a los hábiles directores Alastair Fothergill y Mark Linfield, ganadores del Emmy por la serie Planet Earth (2006), y pensó que eran los indicados para el trabajo.

“Nos dimos cuenta de que la mayoría de las películas de animales sólo seguían a uno en especial“, señala Fothergill, “así que se nos ocurrió hacer algo acerca de todo el planeta. La verdad es que nunca nos imaginamos el reto que sería: viajar por todos los polos del mundo y la cantidad de pietaje que íbamos a usar”.

“Elegimos a los protagonistas porque son las especies que dependen de las estaciones”, continúa Linfield, “sus ciclos tienen que ver con el Sol, por eso migran. Además, nos concentramos en la mamá y el hijo, porque queremos preservar la naturaleza para la siguiente generación. Ése es un mensaje entre líneas para los adultos: hacer todo con sus crías para seguir sobreviviendo”.

La Tierra, como nombraron a la película, cuenta la historia de tres familias y su camino a un lugar mejor: los elefantes, los osos polares y las ballenas jorobadas.

En su travesía, encuentran amigos, enemigos y retos que hacen de su aventura algo emocionante.

“Necesitamos el mismo tipo de sentimientos que en una ficción, y por eso usamos algo con lo que nos podemos identificar”, explica Camilleri, “quiero que les guste a los de 4 años y a los de 94“.

“Nos encontramos, por ejemplo, con el pájaro exótico que hace todo por conquistar a su pareja y aun así es rechazado”, relata Fothergill, “todos hemos estado en esa situación. Además, admiramos la dedicación de los animales, su tenacidad, que es lo que necesitamos también para sobrevivir”.

Aunque el claro hilo conductor de la cinta son las historias de las tres familias, se podrán ver otros animales que podrían ser los villanos, pero que, gracias a las tomas de asombrosa belleza, también pueden ser admirados.

“El chita es un predador, mata a Bambi y eso es triste”, dice el director, “así que lo hicimos en cámara lenta para que puedan apreciar su hermosura también. Como en las películas familiares, supimos qué parte cortar para no afectar vulnerabilidades, no es necesario ver todo, es obvio”.

Al ver ciertas escenas, como leones persiguiendo elefantes, un tiburón blanco cazando a una foca o lobos hambrientos tras unos osos pequeños, la inevitable pregunta es: ¿por qué no ayudaron a las víctimas?

“Nuestra primera regla es ser fieles a la naturaleza, que ella nos cuente su verdad; estamos ahí para retratarla, no para interferir en el ciclo de la vida. Había veces que realmente lloramos de emoción al ver cosas tan hermosas”, explica Fothergill.

“Nada está hecho con computadora, no hay efectos especiales. Lo increíble de la naturaleza es que no necesita nada de eso y sigue siendo completamente impactante”.

La misión de Disney Nature no queda sólo en mandar un mensaje a través de sus películas, sino también llevarlo a la realidad.

“La Tierra se estrena en Estados Unidos el 22 de abril, que es el Día del Planeta. Por cada boleto que se compre para verla, plantaremos un árbol en Brasil, que es el bosque tropical en mayor peligro de extinción”, explica Camilleri.

Si continuamos así, tendremos buen cine… y un bello lugar donde vivir para rato. FUENTE: Doly Mallet