Tinkerbell y la Bestia de Nunca Jamás (2015)

Cualquiera pensaría que una película de hadas es sólo para los más pequeños de la casa. Pero la magia y personajes de Tinkerbell y la Bestia de Nunca Jamás harán que niños y adultos la gocen por igual.

La cinta lleva a la audiencia de vuelta a la tierra de Nunca Jamás, hogar de Tinkerbell y sus amigas Rosetta, Silvermist, Iridessa y Fawn.

Esta última hada, amante y guardiana de la fauna, será la protagonista de una aventura que pondrá en juego la supervivencia de su comunidad y la existencia de la tierra fantástica.

Según Steve Loter, director del filme, la inspiración le llegó gracias a su pequeña hija y su amor hacia los perros.

“Por mucho tiempo yo le tuve miedo a los perros. No hablo de los pequeñitos, sino de los enormes, que parecen del tamaño de un caballo. Pero para mi hija, entre más grandes, mejores.

“Es de esas pequeñas que pueden lanzarle un abrazo sin la menor preocupación. Eso me preocupaba al principio, pero después me di cuenta que ella tiene un enorme corazón. Eso fue algo que me tocó”, explicó.

Otro de los motores que lo llevó a entregarse al proyecto fue la necesidad de intentar crear un clásico Disney.

Uno de los mayores retos del filme fue idear a Gruff. Los realizadores buscaban que fuera una bestia que impactara, pero que no atemorizara por ser una película infantil.

Y como es una mezcla de varios animales, como rinoceronte, búfalo y hasta zarigüeya, darle credibilidad fue algo extraordinario.

“Gruff es una mezcla fantástica que requirió estudiar varios animales para saber cómo se movería.

Sus sonidos también están conformados por varios ruidos del reino animal”, pormenorizó Michael Wigert, productor de la película.

Lo más importante es que los niños encuentren un referente a los animales que pueden tener más cerca de su entorno, como sus mascotas.

Por eso, Gruff se comporta con la nobleza de un perro, pero con el orgullo de un gato. Via: Manuel Tejada