¿Te atreverías a perdonar?

MONIQUE
5 Min Lectura

“El perdón es una respuesta, la respuesta implícita en nuestra existencia”. Paul Tillich

Dentro de los sentimientos y las emociones, el perdón es una de las facetas más difíciles de superar. Casi todos tenemos una cierta resistencia para liberarnos de esa carga, aunque nos sea insostenible e imposible de seguir llevando.

Resulta que el perdón es nuestra única puerta para entrar a la vida plena. No hay felicidad, alegría, paz, amor, bienestar, salud… sin perdón. Es nuestra prueba más grande, es la apertura al amor, a la comprensión, a la compasión.

El perdón es un método poderoso para abrir el corazón cuando está cerrado a otros, a nosotros mismos o a la vida. El enojo, la culpa, el miedo, la desconfianza… son algunas de las trabas que bloquean el corazón y su natural capacidad de perdonar.

Muchas veces no perdonamos por miedo, miedo a ser lastimados nuevamente, a que la gente no aprecie nuestra buena disposición, por orgullo, por no aceptar que hay otros caminos menos tortuosos para vivir, por prejuicio o por falta de amor.

Cuando perdonamos no se trata de ser “santos” y permitir un nuevo daño, es más, la persona a la que perdonamos no tiene que enterarse que lo hemos hecho. El perdón solamente ayuda a la persona que perdona, al final tú decides si continúas con esa relación o te olvidas de cualquier acercamiento., perdonar es solo liberar y el bien es ¡para nosotros mismos!.

El perdón lleva consigo amor, comprensión y tolerancia. Comprender que la persona que nos dañó es porque en su momento no tenía las herramientas necesarias para hacerlo de otra manera (herramientas vivenciales, experiencia, etc.) Esta persona, así sean nuestros padres, nuestros amigos, maestros, jefes, etc. Hicieron lo mejor que pudieron en su momento porque no sabían hacerlo de otra forma. Desde luego, esto no quiere decir que debemos aguantar lo que sea de alguien que no puede hacerlo mejor y que su mejor forma de actuar implica ¡dañarnos! Definitivamente no. Perdonar significa liberar el rencor y delimitar también cuando es necesario. Tu decides si te separas del daño o no, si reconstruyes o te apartas.

Para perdonar hay que empezar desde casa, es decir ¡con nosotros mismos! No podremos perdonar de corazón a nadie si no hemos aprendido a perdonarnos a nosotros mismos. Aceptar que somos humanos, darnos el derecho de cometer errores y darnos la libertad de rectificar y abrir nuestro corazón para perdonarnos, aceptarnos y amarnos. Cuándo somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos, seremos capaces de perdonar ¡hasta a nuestro peor enemigo!.

Ejercicio de Meditación

La meditación y los ejercicios de visualización te pueden ayudar a liberar el rencor y perdonar hechos, circunstancias o personas que hayan producido dolor en ti en algún momento.

•Prepara un lugar para realizar tu meditación. Puedes ambientarlo como prefieras, con música, velas, incienso o aromas…

•Respira profundamente hasta relajarte y centrar tu mente..

•Trata de ver a la persona que te es difícil perdonar con ojos de compasión, y comprensión. Comprende que cada persona hace lo mejor que puede en su momento y que solo cuenta con las armas que haya obtenido de sus vivencias. ¿qué tipo de vivencias tiene esa persona? ¿cómo fue su infancia? ¿esa persona esta rodeada de amor, o se siente rechazado?…

•Establece un diálogo con la persona que te hizo daño ¿qué lo llevo a actuar como actuó? ¿qué razones tuvo? Deja que te explique, escucha sus razones…

•Ahora dile lo que sientes, lo que provocó en ti con esa acción, explica tus razones también…

•Ahora has lo que sientas de corazón… si quieres abrazarlo hazlo, si quieres tomarlo de las manos, hazlo… si quieres despedirte, hazlo también…
Poco a poco incorpórate a tu lugar. Y sigue tu camino liberada.
Por: Harumi Puertos

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