¿Por qué todos aman a Keanu Reeves?

ob.com
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Cuando Keanu Reeves subió al escenario durante una conferencia sobre videojuegos en Los Ángeles, en junio pasado, Peter Sarkisyan se maravilló ante el hecho de que el actor parecía haber trascendido su forma terrenal.

Quizá fuese su silueta larguirucha, envuelta en una nube de humo. O tal vez era la conexión que sintió con el actor, quien, como la madre de Sarkisyan, nació en Líbano y dona dinero para la lucha contra el cáncer. El caso es que Reeves es el hombre al que este joven aspira a ser.

Y, sin, pudor, le gritó desde su asiento: “¡Me quitas el aliento!”. “Simplemente dije lo que todo mundo piensa”, explica Sarkisyan. Efectivamente: la gente proyecta en el actor lo que quiere ver de sí misma.

“Hay cierta ambigüedad en él… No es andrógino, no es el macho alfa. Es masculino y femenino en cierto modo”, dice William Irwin, profesor de filosofía en el King’s College, Pennsylvania.

Reeves es accesible y, al mismo tiempo, no lo es. Es un icono pop para esas ocasiones en que la gente busca darle sentido a un mundo cínico.

Como cuando Stephen Colbert le preguntó recientemente, en un tono medio en broma: “¿Qué crees que ocurre cuando morimos, Keanu Reeves?”. El actor suspiró. “Sé que aquellos que nos aman nos van a extrañar”, replicó.

En una época dominada por influencers retocados, resulta refrescante ver a una celebridad tan cómoda con la fama.

En marzo, abordó un vuelo de San Francisco a Burbank, California, el cual quedó varado en Bakersfield. ¿Qué hizo él? Les explicó al resto de los pasajeros que los iban a trasladar en una camioneta, platicó con ellos y hasta les leyó en voz alta.

En Amazon existen veladoras con su imagen y diarios en cuya portada se lee: “¿Qué haría Keanu Reeves en esta situación?”. BuzzFeed recientemente tuvo al actor en una dinámica donde leía preguntas de sus fans mientras estaba rodeado de cachorritos. (“No, no vamos a jugar con la pipí del perrito”, dijo con voz melosa).

Ya existe su propio festival fílmico, KeanuCon, el cual debutó en Escocia en abril pasado. Sus fans también acaban de lanzar una petición para que la revista Time lo nombre “Persona del Año” (ya cuenta con más de 150 mil firmas).

Y su respuesta al piropo de Sarkisyan estuvo en consonancia con lo que hemos llegado a esperar del actor que definió la exuberancia adolescente ochentera en Bill & Ted’s Excellent Adventure.

“¡Tú me dejas sin aliento!”, gritó Reeves desde el escenario, mientras la enardecida audiencia coreaba “¡Todos ustedes me dejan sin aliento!”.

Su vida privada

El actor es extremadamente reservado, y lo poco que se sabe de él es muy conocido. Su papá se fue de casa cuando él era un niño y fue arrestado en 1994 por traficar drogas (pasó dos años en prisión).

Reeves nació en Beirut y creció en Toronto, pero a los 20 años se mudó a Los Ángeles con la idea de hacer carrera en la actuación (su madre, una diseñadora de vestuario, es inglesa; su padre es de ascendencia china y hawaiana).

A mediados de los 90, procreó un bebé con su novia de entonces, Jennifer Syme, pero nació muerto. La pareja rompió y, dos años después, ella murió en un accidente automovilístico. Tiene una casa en Hollywood Hills y anda en moto. Es zurdo.

Tal vez sea la vulnerabilidad que proyecta lo que atrae a tantas personas. “Tiene sus intereses y ambiciones, pero no habla de sí mismo. No pretende ser algo que no es”, sintetiza Irwin.

De sus personajes cinematográficos, el crítico cultural Joe Queenan escribió lo siguiente en un artículo publicado en 2008 en The Guardian:

“Interpreta papeles que el público ve más con afecto que con reverencia o idolatría, como si fuera un hermano pequeño que quizá necesite ayuda para sobrevivir”.

Por supuesto, algunos críticos ven una maquinaria mercadológica tras el actual resurgimiento de su popularidad en Hollywood.

En 2016, Reeves cambió a sus agentes de Creative Artists Agency por la empresa rival, William Morris Endeavor Entertainment. Y este año ha estado por todos lados promoviendo John Wick 3: Parabellum, la cinta de Netflix Always Be My Maybe, en la que se parodia a sí mismo; Toy Story 4; y recientemente anunció la tercera entrega de Bill & Ted, a estrenarse más de 30 años después de la original.

Pero las historias sobre su calidad de hombre común y asequible abundan desde mucho antes de esta reciente avalancha de popularidad.

En 2014, la actriz Olivia Spencer platicó a la conductora Meredith Vieira que Keanu regresó una tarjeta de crédito a una mujer en una fiesta.

Casi una década atrás, fue grabado mientras cedía su asiento en el metro a una mujer que llevaba una bolsa pesada. Y en agosto posó para un fotógrafo al lado de una pareja justo antes de su boda en el Dream Inn de Santa Cruz, California. via Laura M. Holson

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"A tubby, little cubby all stuffed with fluff".
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