Pie Pequeño (2018)

Cuenta la leyenda que el Yeti es una criatura enorme, erguida, peluda y de afilados dientes, que merodea las cumbres nevadas. Algunos lo apodan “el abominable Hombre de las Nieves”. Por ende, es muy peligroso.

Pie Grande -como le dicen en América- es alguien con quien no te quisieras topar.

Pero Smallfoot (Pie Pequeño, sin relación con Littlefoot de The Land Before Time, 1988), nos cuenta una historia mucho menos malévola.

Migo es un yeti que no aspira a mucho en su vida; simplemente quiere seguir los pasos de su padre y tocar el gong todas las mañanas, para que amanezca en su pequeña villa.

Un accidente provocará que Migo se tope con un ser minúsculo, “Pie Pequeño”. El yeti se dará cuenta que existe un mundo más allá de las nubes. Su curiosidad, despertará… y su tranquilo mundo, podría peligrar.

Esta cinta retoma, además de la leyenda, temas de la literatura infantil; concretamente, la historia de Gulliver y los gigantes. Aquí, los humanos son minúsculos y hay detalles divertidos al respecto: su voz es aguda, ininteligible y cómica. Simpático, pero poco novedoso.

Obvio, no puede faltar la moraleja que, en este caso, es lo obtuso de tener miedo a lo diferente, lo malo de que exista un oligarca protector y lo retrógrada de defender el statu quo.

La historia falla en darles la vuelta para atraparnos y los personajes resultan demasiado planos, para engancharnos. Migo es el típico novato zonzo de tantas otras cintas. Su única ventaja, es que canta bien.

Son los momentos musicales, lo mejor -especialmente la adaptación a “Under Pressure” de Queen y Bowie. La animación es buena, a secas.

Éste es de esos filmes infantiles de los que salimos sin pena ni gloria. via Adriana Fernández