Oceanos (2010)

La cámara capta a un ejército de cangrejos que marcha en perfecta formación. Sigue a un calamar gigante que deambula en el fondo del mar. Captura a una extraña especie, cuyo rostro asemeja a aquel Hombre elefante (1980) imaginado por David Lynch.

Es el retrato de un universo extraño, fascinante y desconocido en un equilibrio perfecto, amenazado cada día más por la mano del hombre.

El anterior argumento no hace referencia a los misteriosos y lejanos mundos de Avatar (Cameron, 2009), sino a las profundidades de los Océanos (Francia-Suiza-España, 2009), título del más reciente e impresionante documental de la dupla del actor/director Jacques Perrin y su corealizador Jacques Cluzaud (Nómadas del viento, 2001).

A través de novedosas técnicas de filmación y utilizando incluso efectos por computadora, nos colocan en medio de un imperio poderoso, olvidado, enigmático e ignoto.

En una línea similar a La tierra (Linfield y Fothergill, 2007), o a las francesas Microcosmos (Claude Nuridsany y Marie Pérennou, 1996) y La marcha de los pingüinos (Luc Jacquet, 2005), se trata del documental más caro y espectacular de la historia con un presupuesto que rebasa los 50 millones de euros.

Innegables resultan los logros obtenidos: el retrato de especies ignoradas y conocidas, de crías que intentan sobrevivir ante el acoso de aves que las engullen antes de llegar al agua. Los cortejos amorosos de seres marinos, o incluso los encuentros boxísticos de algunos de éstos.

No obstante y pese a su perfección y notable banda sonora a cargo de Bruno Coulais -hay ballets acuáticos increíbles-, no alcanza a capturar la emoción y poesía de aquellos añejos filmes del legendario Jacques Cousteau: El mundo silencioso (1956) y Un mundo sin sol (1964). FUENTE: Rafael Aviña