“La letra con sangre entra” o “echando a perder se aprende” son ideas sobre la educación que hace tiempo quedaron atrás, pero persisten dudas sobre cómo enseñar de manera efectiva.
Los niños necesitan confianza para aprender, y eso se consigue si se les ayuda a creer en sí mismos, a potenciar su inteligencia, alcanzar sus sueños, y se les enseña a ser responsables, afirma el libro Educar con confianza.
Las expertas aseguran que los menores criados de esta manera aprenden a sobreponerse a cualquier obstáculo.
Un chico que tiene confianza no se va a desmoronar porque alguien le diga algo malo, no le ponga un “me gusta” o por un fracaso escolar. Se va a sobreponer, se va a poner metas y objetivos.
Para lograr esto, se recomienda a padres y docentes crear “un rincón o pared de los logros”, donde se exhiba en lo que los niños destacan: un examen con buena nota, un poema, un dibujo, una foto.
A veces los padres vemos cosas buenas en los chicos y no se las decimos. A veces los adultos vemos cosas buenas en nuestros equipos de trabajo y no se las decimos.
Pues es todo lo contrario: si yo me enfoco en lo que una persona hace bien y se lo digo, esa persona va a seguir haciendo más de eso”, sostiene.
Tampoco se trata de ignorar las áreas de mejora, pero es más fácil encararlas cuando las personas tienen seguridad de que hay otros ámbitos en los que son buenas.
Por ejemplo, en Oxford, el sistema de evaluación se basa justamente en destacar primero las fortalezas de los trabajos calificados y después abordar los puntos de desarrollo.
A fin de potenciar la inteligencia de los niños, sugieren enseñarles técnicas de estudio compatibles con el cerebro, como los mapas mentales.
Según las especialistas, organizar la información de manera lineal, estructurada y jerarquizada sólo activa el hemisferio izquierdo cerebral.
En cambio, los mapas mentales incluyen palabras, categorías, pero también colores, imágenes, dibujos, elementos propios del hemisferio derecho, y permiten que la información se concentre en un espacio y no se interrumpa al cambiar de página.
Nuestro cerebro está programado para pensar asociando cosas. Como el mapa mental, así están diseñadas las neuronas.
Para ayudar a los niños a ser responsables y tener un sentido de propósito, toda la familia puede escribir objetivos semanales o mensuales y dar cuenta de los resultados, subraya Florencia Andrés.
Se sugiere realizar “el ritual de los viernes”, es decir, comer una vez en familia durante el fin de semana y ocupar ese tiempo para que cada integrante, incluidos los padres, responda: qué fue lo mejor y lo peor de la semana, y qué de nuevo se aprendió.
Esto promueve la comunicación y los niños aprenden con el ejemplo.
Sólo tenemos que ser padres presentes. No tengo que ser un padre perfecto y, por ende, no tengo por qué esperar tener un hijo perfecto. info Verónica de Andrés, Florencia Andrés