Los Fantasmas de Scrooge (2009)

Uno de los cuentos navideños más tradicionales de la literatura, llega a la pantalla en Los Fantasmas de Scrooge (Disney’s a Christmas Carol).

La historia, basada en la novela “A Christmas Carol”, de Charles Dickens, ha sido llevada a la pantalla docenas de veces, en versiones tan variadas que van desde el clásico de 1951, el musical de 1970, la versión con los Muppets, una con Mickey Mouse y la ochentera con Bill Murray.

La nueva versión, en tercera dimensión en cines selectos, es quizás la adaptación más fiel.

“Creo que es más oscura que la versión de los Muppets y la de Mickey Mouse, aunque esta última si era bastante oscura, pero la historia es en su origen oscura. Esta si creo que es la más cercana al material original”, asegura su director y adaptador Robert Zemeckis.

El ganador del Óscar utiliza la tecnología del “performance capture“, que digitaliza actuaciones por parte de actores de carne y hueso para ser transformadas a una imagen digital, que en este caso se ve realzada con efectos especiales de tercera dimensión.

El cineasta es fan de la historia del malhumorado Scrooge desde hace muchos años, además de que considera que es la madre de las historias de viaje en el tiempo, que exploró en sus filmes de la trilogía de Volver al Futuro.

“Me gustó desde que la leí de joven, la leí como a los siete y me encantaba, es una historia tan bella que tiene todo lo que un niño puede querer en una película o en un libro: fantasmas, Navidad, una historia que es universal y fácil de entender, y el libro original es hermosamente escrito y surreal”, agrega el cineasta, responsable de éxitos de taquilla como Forrest Gump y ¿Quién Engañó a Roger Rabbit?

Zemeckis siempre pensó en Jim Carrey para el rol protagónico, y el comediante además se da el lujo de interpretar a Scrooge en tres edades diferentes y a los tres fantasmas que lo visitan, ya que según el cineasta, deben ser extensiones del personaje.

Carrey, saltó gustoso al proyecto, ya que es fan del personaje y del recorrido de transformación que vive. “De lo único de lo que debemos de darnos cuenta es de los que no son queridos, y Scrooge empezó ahí, y desesperadamente estuvo buscando lo que era el bien”, afirma el actor.

Tras desilusionase de las cosas que lo hacían sentirse bien, Scrooge crece para convertirse en una persona avara y amargada.

“Aún como niño piensa las cosas de manera positiva, pero para cuando llega a los 35 ya está cansado de buscar lo mejor”, agrega Carrey.

El proceso de filmación, donde los actores realizan sus escenas sin vestuario, ni escenografía, sólo con sensores que captan sus movimientos, resulta de gran ayuda para Zemeckis, que puede aprovechar todo el material, cosa que no sucede al filmar en celuloide.

“El lado negativo de la película tradicional es que estás filmando algo y el actor hace una escena magnífica, no sabes de dónde vino, y el operador de cámara te dice que estaba desenfocado y te quieres matar, ya que el actor no lo puede recuperar y ahora no existe ese problema, ya que todo se captura”, explica.

Carrey quedó sorprendido del resultado final. “Poco a poco te enamoras del proceso y dices, ¡Dios mío!, ve lo que han hecho”, expresa. FUENTE: Eduardo Molina