El Regreso de Mary Poppins (2018)

Mary Poppins, esa niñera fantástica que conquistó al mundo en 1964, regresa en una nueva aventura.

La nana londinense reaparecerá en la vida de Jane y Michael Banks, los niños del primer filme, quienes como adultos deben enfrentar una tragedia familiar.

La nueva oferta es un ejercicio de nostalgia que constantemente le rinde tributos a la versión original a la vez que se encarga de expandir sus encantos.

Ubicada 25 años después de la cinta clásica ganadora de cinco Óscares, la nueva historia expande el mundo de Poppins con nuevos personajes y aventuras.

Ella regresa cuando la familia destrozada, ya que han perdido a su madre, y como es de esperarse, pareciera que el mundo se derrumba. Y cuando apenas sostienen su moral y sus ilusiones. Mary les regresa ese sentido necesario de esperanza.

Que el filme evoque la alegría y la inocencia de la película original es uno de sus mayores triunfos, pero de la misma forma resulta bien poco probable que alguien que esté teniendo su infancia en el nuevo milenio se rinda fácilmente a los encantos conservadores de esta secuela. Eso convierte a la película original en una asignación obligatoria antes de salir al cine a ver esta.

La idea de otra historia protagonizada por Mary Poppins no es un invento oportunista de Disney. Pamela Lyndon Travers publicó 11 libros de aventuras mágicas con este personaje. Sin embargo, la trama de esta secuela no adapta ninguna de las historias de la creadora de Poppins.

El valor de la inocencia y de no olvidar lo que es mágico en el mundo es aportado por Jack, el aprendiz de Bert en la primer película, y el único de los adultos que ha podido preservar todos los momentos mágicos que vivió en su infancia junto a Mary Poppins.

El actor Dick Van Dyke es el único histrión de la película clásica que regresa, luego de que Julie Andrews rechazara hacer un cameo, pues no quería opacar a la nueva Mary Poppins. info Rodolfo G. Zubieta y Víctor M. Jiménez