El Gato con Botas (2011)

Es valiente y audaz, y espadachín de primera; ágil, simpático… conquistador de damiselas. No le gusta el agua; acepta la leche. ¿Es un lord? No, señor, no es nada de eso: es un gato de importancia. Un gato… con botas.

Así es, llega a las pantallas una película animada sobre el emblemático personaje de la literatura infantil: El Gato con Botas… quien es, asimismo, el primer egresado de la saga de Shrek en obtener su propio filme de aventuras.

En la España del siglo 17, al forajido Gato con Botas, le avisan que los temibles maleantes Jack y Jill, poseen los famosos frijoles mágicos -sí, esos, los de Juanito.

Gato se dispone a obtenerlos pero no cuenta con que otros -un felino misterioso y su archi-enemigo, Humpty Dumpty- también quieren hacerse de ellos.

De pronto, a través de recuerdos del pasado, conocemos la historia de cómo el Gato obtuvo sus botas… y se enemistó con Humpty. Pero el presente urge a los protagonistas a unirse para conseguir esos frijoles, y lograr así el sueño de todo mortal: obtener a la gansa de los huevos de oro.

La historia es ingeniosa y diluye el humor ácido tan característico de la serie sobre el ogro verde… lo caul le suma a la cinta frescura y espontaneidad.

Y es que la trama tiene la ventaja de ser clara y fácil de seguir hasta por los espectadores más pequeños, pero sin que resulte en absoluto tediosa para los adultos -abundan los buenos diálogos, algunos pintados de un tenue doble sentido.