Desde 2010, cuando la cinta animada tocó corazones con su ternura, valentía y amistad entre humano y dragón, nos preguntamos si el cine en vivo podría devolvernos esa magia.
En How to Train Your Dragon (Cómo Entrenar a tu Dragón), el director original regresa con total control creativo para evocar esa misma esencia sin traicionarla. Y vemos la fidelidad en cada escena, en la estructura narrativa, en los diálogos.
Pero también sentimos que, en este lienzo más real, el cuento exige latidos más profundos, miradas auténticas, sensaciones palpables.
Hiccup se ve más maduro, pero con vulnerabilidad visible, y como puedes esperar, su relación con Chimuelo (Toothless) – que ahora me recuerda a un gato negro– es el corazón tembloroso del film.
La escena en que Hiccup redescubre el vuelo junto a su amigo escamoso logra que se te erice la piel y el silencio se convierte en un nudo de emoción. Esa es su fuerza: la conexión genuina entre dos seres desajustados que encuentran refugio uno en el otro.
Las cámaras y los efectos especiales capturan a la isla de Berk y sus límites con una belleza casi tangible. Las tomas aéreas y las secuencias de vuelo son intensas, llenas de viento y adrenalina.
Aquí, la nostalgia no vive del recuerdo, sino de sentir el pie todavía caliente cuando toque el suelo otra vez. Los dragones en CGI lucen reales y emotivos, especialmente Toothless, ofreciendo esa sensación de sublimidad, donde la majestuosidad se acompaña de la ternura que ya nos tenía conquistados.
La banda sonora de Cómo Entrenar a tu Dragón siempre fue más que notas, te acompañan muy bien en pleno vuelo. Con fuerza y belleza, subrayando cada emoción, en cada giro de alas y latido del seguro pecho de Hiccup.
La crítica especializada reconoce que “la película es hermosa y emocional, pero pierde diversión en Berk”. Algunos hablan de “una realización correcta, pero algo hueca”. Y los más rudos dicen que “No añade nada nuevo, por muy bien que esté hecho”.
¿Pero qué más podías esperar de una adaptación en vivo de un clásico animado? Este remake se enfrenta a una verdad incómoda: la línea que separa homenaje de repetición.
Pero al mismo tiempo, esa línea revela el amor al original por parte del equipo, por más imperfecto que suene.
El aumento de tiempo (27 minutos más que el original) deja espacio para profundizar en personajes como Astrid y las familias de la isla de Berk.
Aparecen nuevos matices: visiones de un pueblo más conectado al mundo, que superan lo tribal. Sin embargo, el precio es una ligereza narrativa que algunos sienten repetitiva: algunas escenas se alargan sin añadir chispa.
La película no solo revisita el mito, sino que se proyecta al futuro. Ya se anunciaron secuelas (junio 2027) y un parque temático en Epic Universe (Orlando), donde vivirás la experiencia con dragones que vuelan de verdad.
Al final, vale la pena verla porque Hiccup y Toothless no son solo personajes: son puertas abiertas a nuestra propia capacidad de sanar muchos de nuestros demonios.
Cómo Entrenar a tu Dragón (2025) llega con dos compromisos: honrar la cinta original, y sacar a vuelo tu nostalgia, aunque el resultado no brille siempre con la chispa del original animado. Es un vuelo más denso, pero en su núcleo late con pasión y privilegia el corazón.
Si hay algo que esta película logra —en el mejor o peor sentido— es recordarte que, a veces, los vínculos imposibles son la llave para entender que dentro de cada uno de nosotros vive un corazón capaz de volar.
Dirigida por: Dean DeBlois
Con: Mason Thames, Nico Parker, Gerard Butler, Nick Frost, Julian Dennison, Gabriel Howell.
Estudio: Walt Disney Pictures
Sitio Oficial: facebook.com
Rating: PG -Guia de Padres Recomendada-
Fechas de Estreno: EE.UU. 13 – Jun, ESPAÑA 12 – Jun, MÉXICO 12 – Jun