En un viejo cuento de Stephen King, “Trucks” (Camiones)un buen día los automotores de la Tierra cobraban vida y cazaban a sus otrora conductores comunicándose entre sí con bocinazos en código morse. El mundo se reducía a junglas de asfalto dominadas por hordas de Christines sin nadie al volante. Cars, la última película de Pixar, parte de una idea similar: un mundo de autos vivientes que en lugar de parrillas tienen bocas y lengua.
Hay tres enormes diferencias entre las películas de Pixar y las de sus competidores en el terreno de la animación digital, y ninguna de ellas es el nivel técnico (que en el caso de Cars llega al punto de un virtuosismo alucinante).
La primera es que los filmes de Pixar ocurren en mundos fantásticos de verosimilitud milimétrica (sea el mar de luces amiboideas de buscando a Nemo o la fábrica de sustos de Monster Inc). Dentro del ilimitado recurso de la animación (con el que todo es posible) John Lasseter y sus secuaces se someten a una restricción narrativa (el germen de las grandes obras).
En Cars el mundo habitado por los autos es ergonómicamente automotriz: desde la increíble expresividad de los capos, los garajes devenidos en habitaciones, los neumáticos que ahora son manos y se despachan gasolina utilizando mangueras acopladas a un pedal hasta la fauna: tractores como vacas y pequeños volkswagen con alas como insectos.
La segunda es que (como las grandes obras) Pixar se nutre y de los clásicos y los renueva (“Los 7 samuráis” de Kurosawa son la inspiración de “Bichos” y detrás de Toystory 2 está la larga sombra de “Blade Runner” y Phillip K. Dick) mientras que productos como “Madagascar” son un concatenado de referencias a productos televisivos, cinematográficos o musicales que buscan la complicidad y complacencia del espectador (que el nene nos baile “quiero mover el bote” o veamos alguna nueva utilidad del bullet time de Matrix).
Cars se apropia de la iconografía de las películas de carreras de coches y respeta sus reglas narrativas (ahí está el retador arribista, la vieja gloria fracasada, el ganador a punto de retiro y la abogada devenida en hostelera con un tatuaje en la cajuela trasera) pero se reserva el derecho de trastocar sus loas a la competitividad y la vértigo de la velocidad. Cars es una película deportiva protagonizada por autos que es un elogio a la lentitud.
Su trama se ha visto cientos de veces: Rayo McQueen (tan rojo como la Christine de Stephen King y bautizado así en honor de un colaborador de Pixar muerto en un accidente de tráfico) un arrogante principiante en ascenso tiene la oportunidad de su vida (si gana una carrera podrá aspirar a mejores patrocinadores y una vida de lujos), pero en su camino a la fama y por un accidente se atravieza Villa Radiador, un pueblito sobre la mítica ruta 66 (cantada por Dylan, narrada por Kerouac, retratada por toda foto panorámica de la Norteamérica profunda).
Mcqueen arruina la calle principal del pueblo y es condenado a reparar el daño, arriesgando su participación en el torneo decisivo. Con el lento paso de los días descubre que Villa Radiador es uno de tantos pueblos dejados atrás por el culto a la velocidad y las interestatales rectas: fuera del trazo de las vías rápidas, los cochecitos habitantes de Villa Radiador (entre los que hay una micro van hippie y un ford chicano adicto al tunning) han visto a la vida pasar de largo. Pronto el dilema queda establecido: el regreso de Mcqueen a las grandes carreras implicará dejar a estos pobres marginados a su suerte.
La tercer característica que pone muy por encima a Pixar de Dreamworks y similares es su capacidad de proponer moralejas invisibles y profundamente tristes: si los juguetes deben amar a los niños sabiendo que algún día ya no serán amados por esos mismos niños y si el padre de Nemo debe dejar que el pececito enfrente solo a la inmensidad del amar, con Cars se asiste al privilegio de presenciar una película sobre coches de carreras que es un elogio a la lentitud, al disfrute de la lentitud a la que nos obliga el peso de los afectos, y su defensa.
Que bien esta pelicula la quiere ver mi sobrino hace días voy a ver si lo llevo al cine a verla debe estar super!!! yanis
:confused: Yo la verdad no la fui a ver… aunque me han dicho que estaba muy bonita… :sip:
Hola soy Maria Ines, yo la fui a ver y, la verdad que, como la mayoria de las peliculas de Pixar es genial. No pueden perdersale, es increible tanto para chicos como para gente grande.
Saludos
Que bien Maria Ïnes voy a ver si puedo ir a verla!!!!