Hop: Rebelde sin Pascua (2011)

Para muchos, los sueños son estelas que hay que seguir. Por eso, E. B., un pequeño conejo, decide abandonarlo todo para cumplir su gran anhelo: convertirse en baterista de rock.

Sin embargo, su camino no será fácil, sobre todo por ser hijo del Conejo de Pascua, quien desea que su hijo sea su sucesor. Atrapado en esta encrucijada, E. B. escapa a Hollywood para lograr su sueño musical.

Pero crear todo este mundo, el cual se ve reflejado en la cinta Hop: Rebelde sin Pascua (Hop, 2011) no fue una tarea sencilla para el director Tim Hill si se toma en cuenta que esta época no ha sido tan explorada en las películas de Hollywood.

“La Navidad, creo, ya tiene una ideología adherida: un tipo gordo en un traje rojo bajando de una chimenea; pero con la Pascua no hay mucho de eso. La mitología de esa época no ha sido explorada.

“Así que tuvimos que hacer nuestra propia mitología para el filme, y fue fascinante. El aspecto de la fábrica de los huevos de Pascua fue también maravilloso para mí. Es un lugar donde el Conejo de Pascua construye cada caja con amor y cuidado”, explica el cineasta en notas de producción.

Otro de los desafíos que enfrentó el realizador fue mezclar las actuaciones de histriones de carne y hueso con animaciones generadas por computadora, en lo que Hill es experto, pues es el creador de los filmes Alvin y las Ardillas y la secuela de Garfield. Sin embargo, esto no hizo para él las cosas más fáciles.

Y fue gracias a los avances tecnológicos que James Marsden, quien personifica a Fred, un joven desempleado cuya pasividad desespera a su familia y a quien las casualidades lo hacen encontrarse con E. B., se acostumbró a actuar sin el conejito.

“Filmamos simulando a E. B. con un títere manipulado por varillas con las mismas dimensiones del conejo que aparece en la pantalla. Así, Jimmy (Marsden) podía decir sus líneas. Así fue como lo hicimos y tomamos cuantas tomas necesitamos”, señaló el cineasta. FUENTE: Manuel Tejeda.