Buscando a Dory (2016)

Las películas de Pixar son constantemente buenas, y para su mala fortuna, llevan una carga muy alta en expectativas. Por lo que cualquiera que no sea una obra de arte, puede provocar decepción en la audiencia.

No es justo, pero así son la cosas. Finding Dory (Buscando a Dory) es una buena película, pero como toda secuela, tienden a ser predecible. Y es que simplemente ya conocemos la historia, ¿no lo crees?

Eso sí, se trata de una película familiar muy entretenida, y quienes hayan adorado a su precuela Finding Nemo (Buscando a Nemo), anhelarán ver a los personajes de vuelta.

Escrita y co-dirigida por Andrew Stanton (quien regresa a Pixar después de tener problemas con John Carter), Buscando a Dory se apega a la historia de su antecesora. Y básicamente es el mismo cuento, con personajes disitintos.

Dory, la adorable pez de color azul, empieza la película en su infancia, donde se ve a sus cariñosos padres. Quienes están algo preocupados al ver que su pequeña sufre pérdida de memoria a corto plazo.

Cualquier distracción le hace perder la concentración y de repente su mente está en blanco. Tal inquietud se convierte en una pesadilla cuando Dory es separada de sus padres, y al no poder recordar el camino a casa, pone a Dory en el predicamento de toda su existencia.

En la versión en inglés, Dory es Ellen DeGeneres, y literalmente le da su corazón, alma y gracia al personaje. Ella sola hace de la película algo que vale la pena ver, quizá tanto como Robin Williams hiciera en Aladdin.

Por alguna razón, Dory recuerda cuando fue separada de sus padres e intenta encontrarlos. Tal odisea la reune nuevamente con Nemo y su padre gruñón, Marlin. Juntos se dirigen a un instituto de vida marina en California, donde conocerán a todo tipo de criaturas y buenos samaritanos, quienes les ayudarán en su búsqueda. Info via EW