Preguntas infantiles imprevistas

Anitta
7 Min Lectura

Me pareció un tema muy importante,ya que tengo a mi hija que pregunta a cada rato.¿Por qué?¿Para qué?…y de más.. y creo que la mejor manera es decirles la verdad y obvimente hablar con terminos manejables a su edad.

Papi, ¿por qué se ha muerto la abuela?, ¿qué pasa cuando te mueres?, ¿de dónde vienen los niños?, ¿por qué tengo que ir al colegio? La curiosidad de los niños es insaciable, bombardean a sus padres con “por qués”, “qués” “dóndes” y “cómos” de todo tipo. Muchas veces los padres no saben como responder a estas preguntas, ¿hay que decirles la verdad? o ¿contarles el cuento de la cigüeña?

Las preguntas de los niños abarcan muchos temas, algunas de las más comunes son las que hacen referencia al origen de los niños, a la muerte, la oscuridad, el colegio, las diferencias con los demás, los desconocidos…

¿Cómo responder a sus preguntas?
Cuando los niños hacen preguntas, los padres se encuentran ante un dilema, por un lado desean responder sinceramente a las preguntas, pero por otro piensan que los niños no están preparados para los detalles. Hay que considerar la información que el niño es capaz de asimilar.

Es fundamental decir la verdad a los niños, adaptando la respuesta según la edad que tenga. Decir la verdad significa comenzar con hechos sencillos, y ampliarlos a medida que el niño crezca. En vez de liarles con palabras sofisticadas, hay que explicárselo con palabras sencillas que satisfagan su curiosidad plenamente.

Establecer la mutua confianza
Los padres deben establecer una comunicación fluida en la infancia y en la adolescencia. Cuando los hijos necesitan información, ayuda o consejo, ¿a quién si no a los padres van a recurrir?

Al acercarse la adolescencia se vuelven introvertidos y poco comunicativos. Aunque los cambios de humor sean inevitables en esta etapa, los niños que no han encontrado respuestas adecuadas en la infancia son más susceptibles de cortar la comunicación en la adolescencia cuando surgen cuestiones importantes.

En cuestiones de sexo, muchas parejas se reparten los papeles atendiendo al sexo de los hijos, el hombre educa a los niños y la mujer a las niñas. Aunque tal división obedece a un orden natural, es inadecuada cuando uno de los padres se lo toma con naturalidad y el otro se pone nervioso. Lo más favorable para el niño es que asuma la responsabilidad el más apto para responder, al margen del sexo.

Fomentar el diálogo abierto
Cuando las respuestas de los padres a preguntas delicadas son ambiguas, además de impedir que se traten en casa temas como el racismo, el sexo, la religión o las drogas, transmiten a los niños actitudes igualmente ambiguas.

La actitud abierta, dialogante y sincera de los padres, propicia la autoestima, el equilibrio y la franqueza de los hijos, y les estimula a pensar por sí mismos, a sopesar posibilidades, a tomar decisiones y a actuar responsablemente.

El diálogo entre padres e hijos debe iniciarse cuanto antes, desde la primera pregunta, y prolongarse durante toda la convivencia. Los padres son los primeros y los principales educadores de sus hijos, todo lo que aprenden, incluida la sexualidad, empieza en casa.

Poca información = experimentación
A veces es común preguntarse si dar cierta información, sobre todo la que se refiere al sexo y a las drogas no será perjudicial para ellos. Pero esto no es así, ya que los niños menos informados son los que más exploran y experimentan, poniéndose en peligro.

Muchas investigaciones demuestran que una buena educación sexual no estimula la conducta irresponsable, sino que produce el efecto contrario. Si los padres no proporcionan la información es más difícil que el hijo desarrolle conductas responsables, sobre todo en temas polémicos como el sexo, las drogas, el alcohol y las diferencias raciales o religiosas.

A partir de los tres años los niños muestran una insaciable curiosidad, no paran de preguntar el por qué de todas las cosas. Creen que sus padres lo saben todo y que tienen respuestas para todos sus interrogantes. Es un elemento muy positivo en su desarrollo, aunque a veces resulta agotador para los adultos.

¿Por qué preguntan tanto?
Los niños preguntan por curiosidad, tienen mucho interés por todo lo que les rodea. Para ellos el mundo es algo que hay que descubrir e investigar. Muchas veces, preguntan para ver si los padres contestan lo mismo que ellos se imaginaban acerca de una cuestión. Lo hacen para confirmar las fantasías que tienen sobre las cosas.

¿Sus preguntas cambian según la edad?
Las cuestiones que plantean los niños varían según su edad. Alrededor del año y medio preguntan continuamente “¿qué es esto?” e interrogan a sus padres sobre todo lo que tienen a su alrededor. Esta actividad constituye un juego para ellos. Es una forma de conocer lo que les rodea, de ampliar su vocabulario y de perfeccionar su lenguaje.

A partir del tercer año llega la etapa del ¿por qué?. Sienten una inmensa curiosidad por saber las causas de todas las cosas, y descubren que la palabra les permite investigar con sólo preguntar a los adultos.

¿Sobre qué suelen preguntar?
La imaginación y la curiosidad infantil son ilimitadas, por lo que pueden hacer preguntas de todo tipo, desde las más lógicas a las más disparatadas. Sus intereses abarcan una gran cantidad de temas: los animales, las máquinas, la naturaleza, el cuerpo humano, sus familiares y muchos otros.

Fuente:Mundogar:hijos.

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